jueves, 13 de diciembre de 2007

Isla


Entre tantas cosas buenas que la vida me ha enseñando he aprendido que la justicia tarda pero cuando llega, llega.

Es el caso de las personas que por muchos años han sido humilladas, ultrajadas y abusadas por las empresas o los empresarios más poderosos de Nicaragua. (Goliat y David). Lo que sucede con nuestra gente aquí es solamente el reflejo de la inequidad mundial, una imagen de los grandes atropellos cometidos en contra de los más desposeídos.

Como también vemos, Nicaragua por ser uno de los países más pobres del continente americano ha sido usada como el basurero de las grandes potencias donde depositan sus desechos químicos-tóxicos-mortíferos. De Igual manera, toneladas de desechos tóxicos fueron transportados hacia algunos de los países Africanos para ser ¨destruidos¨ o para destruir como una bomba letal que causa estragos en todo su derredor.

Cada vez el yugo es más pesado sobre los cuellos de los obreros el cual es impuesto por los grandes patrones quienes no piensan más que en su dinero para tener una buena vida temporal y que terminará una vez en la tumba donde los gusanos devoran esos cuerpos putrefactos de manera similar el del pobre y el del rico. ¿Hacia dónde se llevan toda esa porquería que obtuvieron durante su paso breve por la vida donde es necesario respirar para no adormecerse como los vegetales cuando les caen los herbicidas?

Estas grandes empresas son las que dominan la economía mundial. Estos empresarios son los más honorables en las conferencias internacionales de cumbres. Donde ellos ponen sus pies exigen respeto, mas son de oprobio para la humanidad, pues no tienen respeto para el mundo, pero sí para el poder dado por el ¨dios¨ dinero el cual se diluye con suma facilidad así como los analgésicos que ellos usan para aquietar sus parásitos después de un momento de gula por la culinaria y el licor.

Ahora llega el momento de la verdad, donde la justicia prevalece a favor de los desamparados del mundo. Una vez que ya todo ha sido consumado, una vez que todos los esfuerzos han sido unificados forman como una pared solida impenetrable, ¡y he ahí! La lucha se gana. El dinero no puede contra la fuerza del amor. El poder es como el diablo cobarde. Siempre el bien está por encima de todo lo peor que se puede ver al nuestro derredor.





Roberto Hernandez Leon


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